En el contexto de una economía compleja nacional, el Estado neuquino intentó asumir nuevas funciones dentro de las áreas tradicionales de actuación, tales como el desarrollo de la infraestructura, la prestación de servicios básicos, la producción de energía y combustibles, la participación en sectores industriales de base como siderurgia y petroquímica, que fueron así expandiendo la gravitación del gasto público. Meses atrás, mientras el presidente Mauricio Macri iniciaba una gira por Estados Unidos, donde mantuvo un encuentro bilateral con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca, se supo que quien acompañaba esa comitiva era un histórico sindicalista argentino: Guillermo Pereyra.
Quien hoy es el titular del gremio del Petróleo y Gas de Río Negro, Neuquén y La Pampa desde 1984 cuando hubo elecciones tras las intervenciones de la dictadura militar y quien es además, integrante del Movimiento Popular Neuquino (MPN), partido por el cual llegó a ser senador nacional desde 2013 hasta 2019 es uno de los principales responsables de que en casi tres décadas en la Patagonia, el sector atraviese un período negativo, con la salida de empresas, suspensiones, despidos de trabajadores y caída de la producción.
Es sabido que la provincia de Neuquén no escapa a este comportamiento global que, en recursos energéticos, petróleo, gas y agua, ofreció condiciones óptimas para el modelo económico que se intentó implementar y que por sus reservas petrolíferas y gasíferas colocaron a la provincia en una situación relevante en materia de recursos energéticos no renovables, ya que Neuquén posee cerca del 50% de las reservas comprobadas de hidrocarburos del país y es la primera productora nacional, representando el petróleo el 30% de las reservas nacionales y el gas natural el 60% de las mismas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la refinación del petróleo cayó un 4,4 por ciento en el acumulado de los últimos doce meses hasta marzo; en ese mes, la baja fue del 4,2% en comparación con igual mes de 2016.
Esa caída por cuarto mes consecutivo (dado que en diciembre, enero y febrero también hubo retroceso) llevó la productividad hidrocarburífera argentina a los mismos niveles registrados en 1991. Según datos del Centro de Estudios de Servicios Públicos y Privados (CESPUP) las inversiones anuales previstas por las petroleras con respecto a las realizadas en el 2016, pero comparadas con el 2015 caerían un -36%. Aunque más específicamente, las inversiones previstas en perforación de pozos caen un -6% con respecto al año pasado. En cuanto a los precios promedios locales, el de gas se incrementó un 18% y el de crudo cayó un -12%. Este último valor no se refleja en los precios de los combustibles en surtidor, que aumentaron en dólares entre diciembre de 2015 y febrero de 2017.
Bajo el argumento de crear más puestos de trabajo, Guillermo Pereyra firmó una adenda del convenio laboral que permite reducir los salarios y la cantidad de empleados por pozo en la zona de shale oil y shale gas. Los resultados están a la vista: a pesar de la flexibilización de los convenios colectivos, continúan los despidos y las inversiones comienzan a evaporarse en Neuquén.-
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